Pensamiento:
"Acostúmbrate a estar en el mundo, pero no ser del mundo: Aprende a no hacer caso de cómo marchan las cosas ajenas a ti y a comprender que el conocimiento más profundo es verdaderamente un acto que acaba desvaneciéndose".
Según este pensamiento, debemos estar conscientes de que nosotros hemos sido creados para la eternidad. Entendemos que tenemos una vocación de eternidad; esto es, estar consciente de que lo que nosotros podemos hacer va a trascender el tiempo y el espacio, que cada acción que hagamos (sea bueno o malo) repercutirá en las siguientes generaciones, creer de que sólo estamos de paso en esta tierra o que no tenemos un propósito especial que cumplir, es un pensamiento tan absurdo y arcaico, como el de pensar que la tierra es cuadrada.
Yo no puedo concebir en mi mente la idea que cuando el rey Leonidas I junto a sus 300 guerreros espartanos estaban sacrificando su vida por su país en la batalla de las Termópilas, pensaba que lo que hacía era en vano, que estaban dando sus vidas por las puras, no yo sé y estoy seguro que el último pensamiento de cada uno de estos guerreros fue de que gracias a esta acción su nación sería libre, por que entendían, de que estaban en este mundo, pero no eran de el mundo.
Creo que la única manera en el que el ser humano pueda progresar y pueda crecer como hombre mismo, es que se deje de meterse en la vida de los demás, que deje de inmiscuirse en los asuntos ajenos a él, ya que mientras más estemos ocupados en las cosas de los demás, no tendremos tiempo para nuestras cosas, y mucho menos tendremos tiempo para dejar acciones que trasciendan el tiempo y el espacio, y de esta manera poder cumplir nuestro propósito acá en la tierra.
Quiero terminar este discurso, haciendo recordar que debemos ser humildes, con lo que sabemos, ya que como cita el pensamiento: el conocimiento más profundo es verdaderamente un acto que acaba desvaneciéndose. El creer que lo sabemos todo es tan sólo reconocer nuestra gran ignorancia, porque hay que entender que siempre va a ver alguien que sepa más que nosotros, o que si comparamos esta sabiduría frente a la de Dios, nos daremos cuenta que somos unos verdaderos ignorantes. En esta vida uno nunca deja de aprender, ya que el conocimiento nunca se acaba, más bien este se va ampliando y el creer que somos unos sabios es tan solo un sinónimo de nuestra verdadera arrogancia e ignorancia.
"Acostúmbrate a estar en el mundo, pero no ser del mundo: Aprende a no hacer caso de cómo marchan las cosas ajenas a ti y a comprender que el conocimiento más profundo es verdaderamente un acto que acaba desvaneciéndose".
Según este pensamiento, debemos estar conscientes de que nosotros hemos sido creados para la eternidad. Entendemos que tenemos una vocación de eternidad; esto es, estar consciente de que lo que nosotros podemos hacer va a trascender el tiempo y el espacio, que cada acción que hagamos (sea bueno o malo) repercutirá en las siguientes generaciones, creer de que sólo estamos de paso en esta tierra o que no tenemos un propósito especial que cumplir, es un pensamiento tan absurdo y arcaico, como el de pensar que la tierra es cuadrada.
Yo no puedo concebir en mi mente la idea que cuando el rey Leonidas I junto a sus 300 guerreros espartanos estaban sacrificando su vida por su país en la batalla de las Termópilas, pensaba que lo que hacía era en vano, que estaban dando sus vidas por las puras, no yo sé y estoy seguro que el último pensamiento de cada uno de estos guerreros fue de que gracias a esta acción su nación sería libre, por que entendían, de que estaban en este mundo, pero no eran de el mundo.
Creo que la única manera en el que el ser humano pueda progresar y pueda crecer como hombre mismo, es que se deje de meterse en la vida de los demás, que deje de inmiscuirse en los asuntos ajenos a él, ya que mientras más estemos ocupados en las cosas de los demás, no tendremos tiempo para nuestras cosas, y mucho menos tendremos tiempo para dejar acciones que trasciendan el tiempo y el espacio, y de esta manera poder cumplir nuestro propósito acá en la tierra.
Quiero terminar este discurso, haciendo recordar que debemos ser humildes, con lo que sabemos, ya que como cita el pensamiento: el conocimiento más profundo es verdaderamente un acto que acaba desvaneciéndose. El creer que lo sabemos todo es tan sólo reconocer nuestra gran ignorancia, porque hay que entender que siempre va a ver alguien que sepa más que nosotros, o que si comparamos esta sabiduría frente a la de Dios, nos daremos cuenta que somos unos verdaderos ignorantes. En esta vida uno nunca deja de aprender, ya que el conocimiento nunca se acaba, más bien este se va ampliando y el creer que somos unos sabios es tan solo un sinónimo de nuestra verdadera arrogancia e ignorancia.
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