jueves, 6 de enero de 2011

El Intruso

La estela de humo que el carro rojo dejaba anunciaba la presencia de aquél ser que hacía ya un poco más de un año les había arrebatado a su pequeña princesa. Diego sabía que cuando el carro llegaba ella correría a sus brazos y ya no vería más a su hermana, sino que sería de él.

intruso2 Diego había visto como su hermana había cambiado desde que ese extraño ser logró conquistar el corazón de su amada hermana, pero parecía que Diego había logrado ver en aquél ser que todos pensaban que era malo u ostentoso, porque siempre llevaba una camisa o polo de Tommy Hilfiger o de Dolce y Gabbana algo que no había visto en los otros pretendientes de su hermana. Eran una versión mejorada y actual del Profesor Jirafales y Doña Florinda. Solo que en vez de tomar las tacitas de cafés en la casa de Doña Florinda lo tomaban en el “Sofá Café” y también porque Miguel era más del tamaño que del Chavo que del profesor Jirafales y Noelia no llevaba esos ganchos en la cabeza que enrulaban su cabello, no ella poseía una cabellera larga, salvaje, indomable, simplemente majestuosa. Pero en fin, no queremos aburrirlos con más detalles cursis de que dónde fue su primer beso, o que para su primer mes Miguel la llevó a la Rosa Naútica, lo cual causó la envidia de todas las amigas de Noelia. Volvamos a la historia del intruso…

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Miguel se las jugó solo. Logró conquistar lo inconquistable y domar lo indomable. Diego observó como su esfuerzo, paciencia y perseverancia lograron conquistar el corazón de Noelia, la princesa del reino Maldini. Todo empezó con clases de francés. Clases van clases vienen y ahora están comprometidos. Miguel lo tuvo todo bien planificado o al menos eso piensa Diego. Miguel es un espécimen muy inteligente, todo un estratega en el campo del amor. Siendo todo un experto. Primero logró engatusar a Noelia con las clases de francés y bueno Noelia aceptó solo por dos factores muy determinantes: necesitaba dinero y Miguel en el pasado había sido el amor platónico de ella y sus amigas. Miguel como todo buen feligrés llegaba cada martes con su carro rojo a su casa. Noelia se arreglaba, se miraba en el espejo, se maquillaba, se echaba perfume y casi levitaba por las escaleras para abrirle la puerta a Miguel y sumergirse en el carro rojo que a toda velocidad los dirigía a su “salón de clases”. Pero los salones de clases no eran una habitación, propiamente dicha, con sillas, mesas y pizarras, no. Miguel tenía estilo y era capaz de convertir los cafés más lujosos y exquisitos de Lima en su salón de clases.

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Con el tiempo Diego se acostumbró a Miguel y, sobretodo, a su carro rojo. Diego fue el que mejor tomó el nuevo estado de su hermana en la familia. Diego siempre animaba a Noelia y le daba ideas para sus regalos de “cumple mes” (los cuales eran muy bien remunerados por su hermana. Si bien Noelia había heredado la belleza de la familia, pues Diego tenía la inteligencia, creatividad y belleza de los Maldini). Por eso Diego no decía nada cuando los dos se daban besos en las escaleras, chapetones de tal magnitud que se escuchaban hasta su cuarto por más que se ponía la almohada en los oídos para no escuchar. A Diego en el fondo le hubiera gustado pasar un poco más de tiempo con Miguel. Poder conocerlo más. Sólo pudo hablar una vez con él, fueron al cine la tarde en que Noelia viajó. Pero Diego desearía pasar más tiempo con Miguel, poder confiar en él y verlo como un hermano. Aunque Diego siempre bromeaba con sus amigos que lo único que quería era manejar ese carro rojo, en el fondo Diego solo quería pasar un tiempo con Miguel. A veces le llegaba que Miguel simplemente venga y se lleve a su hermana, pero Miguel cambió un poco. Diego cree que fue a raíz de la última cena de navidad que pasaron con toda la familia. Diego notó algo muy especial ese día en Miguel. No fue el hecho de que Miguel haya tenido un regalo para cada miembro de la familia, y buenos regalos, sino que ese día Diego entendió que él la amaba con todo su corazón y que quería pasar el tiempo con ella por la eternidad. Entendió que todavía existían personas en el mundo que creen que el amor es eterno. Diego no sabe si fue la voz resquebrajada o los ojos llorosos o simplemente la manera como la miraba.

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El intruso poco a poco empezó a ganarse a cada uno de los miembros de la familia. Un día vino con una caja enorme de chocolates para la madre de Noelia. Otro día con un perfume carísimo para el padre y por último conquistó a Diego y al hermano mayor con unas enviciadas dignas de ser recordadas en el play 3, que recién había adquirido. Diego aceptaba cada regalo con mucha alegría, pero en el fondo todavía persistía el querer poder conversar más con él, conocerlo mejor, al fin y al cabo él se iba a llevar a Noelia de su vida. No es que Miguel sea el novio perfecto. El único detalle es que muchas veces llegaba demasiado tarde a la casa con Noelia. Miguel tuvo que soportar y encarar como hombrecito las reprimendas del padre de Noelia, pero sabía, en el fondo, que era por su bien. Diego vio que Miguel era atento, caballero, nunca se sobrepasó ni hizo nada indebido con Noelia, es que la amaba de verdad, aunque eso sea algo difícil de ver en estos tiempos…

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Y ahora Diego está parado. Frente a toda su familia y amigos. Sosteniendo una copa de Champang con una mano y con la otra un micrófono. Vestido de un smoking blanco que le costó toda su gratificación, pero la ocasión la ameritaba. Respira hondo, lo necesita. Levanta la copa y con unos golpecitos de una cuchara llama la atención de la platea. La gente lo mira. Miguel y Noelia lo miran fijamente. Se acerca el micrófono a la boca y dirige el brindis de honor:

“Miguel llegó a esta casa como un “intruso”. Llegó para llevarse la perla más preciosa de este reino (mira con ternura a su hermana). Pero no le fue fácil. A punta de esfuerzo, paciencia y dedicación logró conquistar lo inconquistable, dominar lo indomable. Miguel me enseñó que todavía se puede creer en el amor, que todavía existe el amor verdadero, me enseñó que el amor cimentado en Dios logra grandes cosas. Así como la luz se ha ce paso en la oscuridad para brillar, Miguel logró abrirse paso frente a toda las adversidades y dejó de ser un intruso en la familia para convertirse en un miembro más de ella”. ¡Que vivan los Novios!

Diego miró a Noelia y Miguel y ambos derramaban una lágrima sobre sus mejillas mientras todos en el auditorio correaban a una sola voz: ¡Que vivan!

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