Mi mp3 fue un regalo de mi madre a finales del 2006. Ella había viajado a Estados Unidos (un viaje que se suponía debía ser de solo tres meses se convirtió en casi siete) para a cuidar a su sobrino. No sabía qué era lo que anhelaba más: a mi madre o al Mp3. Es que era lo único que yo le había pedido: “Te vas a Estados Unidos, pero tienes que venir con un Mp3”, le dije (mientras le daba el último abrazo) en el aeropuerto. La espera valió la pena. Luego de tener a este pequeño aparato de color blanco entre mis manos, supe que había sido hecho especialmente para mí. Era un reproductor mp3 de la marca Creative, modelo MuVo 100 (Su lanzamiento en Estados Unidos data del 2005, pero en el Perú llegaría recién en el verano del 2007).
Según mis investigaciones “Creative es líder mundial en productos de ocio digital para ordenadores personales e Internet. Creative se fundó en Singapur en 1981 con la convicción de que el contenido multimedia revolucionaría la manera en que las personas interactúan con sus ordenadores .En la actualidad, Creative está reconocida mundialmente como líder global por su innovación en los sectores del sonido y el entretenimiento personal (…) Creative se esfuerza para que todos sus productos sean un placer sensorial tanto para la vista como para el oído.” (Texto tomado de http://es.creative.com/corporate/about/)
La primera característica que salta a la vista es: su pequeñez. Puede caber en la palma de la mano sin ningún problema. Esto me era útil para poder llevarlo a todo lugar. Me acompañó a dar mi examen de admisión (claro que nadie se dio cuenta de que estaba escondido en el bolsillo anterior de la casaca). En una oportunidad viajé al sur del país y él era mi fiel compañero, que amenizaba las largas horas sentado en el bus. Otro aspecto es: su durabilidad. Suelo ser un poco descuidado. Varias veces se me cayó de varios pisos y se erguía: indestructible, imponente…como si nada lo pudiera parar. Incluso una vez mi hermana lo tiró a la piscina, yo lo recogí, lo puse al sol por varias horas y luego funcionó como si nada le hubiera pasado. ERA INDESTRUCTRIBLE. No tenía mucha capacidad, a la justas 1Gb, esto hacía que sea más selecto con la música que le ponía.
Tiene un valor agregado. Tiene un programa que permite poner la letra de las canciones, las mismas que se pueden ver en la pantalla. Esto hace que se convierte en un karaoke portable. No pensé lo útil que sería esto, sobre todo cuando te vas a reunir con tus amigos y, para variar, ellos llegan tarde. Entonces te sumerges en las letras de las canciones y todo lo demás se vuelve borroso, inexistente y cuando menos te das cuenta un transeúnte te pide que bajes el volumen de tu voz…
El hecho de que sea tan pequeño y que se pueda esconder era una ventaja, pero a veces podía ocasionar varios problemas. Fueron muchas las veces en que lo dejaba extraviado en diferentes partes de mi casa. Una vez pasó toda una noche detrás del wáter del baño. En otra ocasión pasó varios días debajo de mi cama. Si relatara todas las veces que se me extrávio, no me alcanzarían los números. En varias oportunidades estuve a punto de perderlo para siempre, pero siempre lograba encontrarlo.
Me acompañó desde el primer día que ingresé en la Universidad (contrayendo la advertencia de mis progenitores). Había reservado un lugar especial para él: el bolsillo lateral derecho. Era mi rescate en los momentos en que el micro se estancaba por el tráfico. Hacía mi viaje más placentero, en conclusión: me alegraba la vida. Hasta un día. Es uno de los recuerdos más grises de mi vida, no me gusta mucho recordarlo. Está un poco confuso, como si fuera algo irreal. Trataré de hacer mi mejor esfuerzo.
Ese día en la Universidad tenía clase de informática a la última hora. Terminé la clase y me dirigí a tomar el transporte público que me llevaría a mi casa. Estaba exhausto (tuve tres clases seguidas) y lo único que quería era sentarme en el bus, ponerme los audífonos y sumergirme en el mundo de la música. Estaba casi por llegar al paradero de mi casa, así que lo deposité cuidadosamente en el lugar de siempre. Me puse a meditar un poco sobre las clases que había tenido y los trabajos que debía presentar en los siguientes días. Cuando bajé del transporte público lo busqué para poder disipar la nebulosa de mi mente, pero ingrata fue mi sorpresa cuando no lo encontré. Mi corazón se paralizó, no sabía qué hacer. Respiré hondo, traté de tranquilizarme, busqué por todos los bolsillos de mi mochila. Con calma, saqué las cosas de mi mochila, la ausculté con cuidado, pero no encontré nada. Lo siguiente es borroso, no sabía si estaba en un sueño o no…Caminaba solo por inercia, mi mente no pensaba. Estaba en shock. Tarde varios minutos en aceptar la realidad.
Lo perdí. Esas simples palabras clavaron en mi corazón un hueco muy grande. Parecía que estaba en un sueño, mi ser repudiaba la idea de no tenerlo más. No podía imaginarme la vida sin él. No tenía ganas de nada, lo único que deseaba era que todo esto fuera un mal sueño y que su música me despertará.
Esperé mucho tiempo para poder tener otro mp3. Cerca de unos seis meses. Tuve que viajar más de 500 mil km en avión solo para poder tener la esperanza de conseguir uno igual. Cuando por fin estaba en Estados Unidos, pensé que lo encontraría. Busqué por todos los sitios posibles. Fui a la misma tienda donde mi madre lo había comprado, pero no lo encontré. El señor de la tienda me dijo que ya no vendían ese modelo. El stock estaba acabado. Mi ser casi se parte en dos, pero qué iba a hacer. No viaje tanto por las puras. Decidí comprar otro modelo muy parecido…
Mi nuevo mp3 es de la marca RCA Pearl. Tiene capacidad de 2 GB, radio….pero no tiene una pisca de comparación con el anterior.
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